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jueves, 5 de mayo de 2011

JAIME ARROYAVE, UN LOCO MUY CUERDO


No recuerda cuándo dejó de ser Jaime Arroyave y se convirtió en El Loco Arroyave. Tal vez fue en 1951, cuando era cabo segundo del ejército, en Upía, cerca a Boyacá, y le dio por impresionar al general que pasaba revista.
Estaba muy delgado y, para completar, llevaba dos días sin comer. Se echó unas gotas en los ojos para dilatar las pupilas y, apenas apareció el superior, se le lanzó encima y le preguntó: Cuándo llegó, mamacita? Arroyave se enloqueció. Que lo lleven a Miraflores , ordenó el general. Ese día dejó el orden público. Suelta su sonoro y sinigual ji, ji, ji .

De un momento a otro frunce sus muy pobladas cejas y dice: Yo no soy loco; soy extrovertido. Siempre lo he sido. Ji, ji, ji. Por mí sueltan diez locos en Sibaté .
Fue futbolista. Alero, con cierta peligrosidad. No por su calidad, sino porque jugaba con una manopla y dos anillos.

En 1960 llegó a Millonarios recomendado por su amigo Gabriel Ochoa Uribe para dirigir las divisiones inferiores. Su misión era buscar talentos.

Aplicaba la táctica de San Agustín: buscar para encontrar y encontrar para seguir buscando . Fue así como en septiembre de 1971, en Tumaco, encontró a quien considera el mejor jugador de todos los tiempos: Willington Ortiz. Y así, por lo menos, 45 jugadores más, entre los que cuenta a Senén Mosquera, Eladio Vásquez, Cheche Hernández y Otoniel Quintana.

En 1983, la asamblea de Millonarios le aprobó una pensión vitalicia y voluntaria; pero, en el 88, cuando cumplió 60 años se la quitaron. El último pago fue de 1.460 pesos. Y de ahí en adelante vinieron los reclamos El pasado 19 de marzo en la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia se falló en su favor para que el club le reintegrara los dineros que dejó de percibir y la pensión. Fue como ganarme el Extraordinario de Navidad , cuenta.

A Millonarios le puedo decir lo que le dijo Arturo de Córdoba a Zury Moreno, en la película Dios se lo pague: Abre ese cofre y ahí encontrarás el nombre de la persona que pasó contigo los mejores años de su vida . La nostalgia se apodera de él; fueron 60 títulos con el equipo.

Millonarios me quiso dejar como el norte de una vaca cuando va pa l sur... ji, ji, ji. Pero, yo me puse a pensar que con la leche que estaban dando, que se la mamara el ternero . Y la sonrisa desaparece de su rostro. Se convierte en un hombre serio, reflexivo, más pausado, como una especie de filósofo de la vida.

Mi trabajo era bien complicado. Cómo decirle a un chico que no va a ser como su ídolo. Siempre he creído que no debes quitarle un hueso a un perro, un juguete a un niño y una ilusión a un hombre. A mí me tocaba hacerles el destete futbolístico. No faltó quien dijera que yo por qué hablaba de fútbol si no sabía. Qué tal que supiera... ji, ji, ji.

Escuchame. Me tocó aprender a hablar como argentino a ver si me pagaban más. En esos tiempos uno firmaba una letra y le tenía que poner música. Ji, ji, ji .
Hoy, este hombre modelo 28 , en el atardecer de su vida, para la que no se encuentran repuestos y no paga peaje, como él mismo dice, no se detiene.

Pasará a la historia porque fue quien trajo el fútbol de salón, o microfútbol, a Colombia.
Aquí si uno quiere ser presidente de una Federación, tiene que montarla . En 1966 se vino de San José de Los Campos, en Brasil, con el reglamento en el bolsillo. Con el Instituto de los Seguros Sociales organizó el primero torneo, un interbarrios.

Los años han pasado y él sigue ahí, tratando de que su hijo consentido, el micro, salga adelante. Ha conseguido un subtítulo mundial, dos panamericanos y hoy cuenta con 25 ligas en el país.
Sin embargo, hay una frustración. La falta de un escenario propio para la práctica del micro no lo deja vivir en paz. Nos ha faltado comprensión y respaldo. Eso me tiene muy sentido... ji, ji, ji .

Se levanta de la silla y se despide. A su paso, cada vez que lo saludan él solo atina a decir: Y, qué hacés, querido? .

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